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Mostrando entradas de noviembre, 2021

Los esponsales inenarrables - Robert Bloch

    Avis sabía muy bien que no estaba tan enferma como decía el doctor Clegg. Simplemente, sólo estaba cansada de la vida. Se trataba, acaso, de una especie de ganas de morir; o simplemente, del aburrimiento profundo que le infundían aquellos jóvenes pícaros que se dirigían a ella empezando con estas palabras: «¡Oh, rara Avis!» Pero actualmente se sentía mejor. La fiebre había bajado hasta no ser más que un velo blanco que la cubría, una cosa que habría podido apartar de un gesto, si no hubiera sido tan agradable refugiarse debajo, acurrucarse contra su calor reconfortante. Al darse cuenta de la realidad, Avis sonrió: la monotonía era, en verdad, lo único que no la aburría. Al fin y al cabo, la verdadera, la derrengante rutina era la esterilidad de la agitación. En comparación, esta tranquila sensación de quietud, esta dulce serenidad parecía rica y fértil. Rica y fértil... Creadora... Matriz. Las palabras se enlazaban. Retorno a la matriz. Cuarto negro, lecho caliente; acostarse

Aún no es el fin - Fredric Brown

 Había un verde e infernal matiz de luz dentro del cubo de metal. Era la luz que hacía que la piel de un pálido de muerte de la criatura que estaba sentada frente a los controles pareciera desganadamente verde. Un solo ojo labrado en facetas, en el centro delantero de la cabeza, observaba los siete diales sin parpadear. Desde que habían dejado Xandor, ese ojo jamás se había apartado de los diales. El sueño era algo desconocido para la raza galáctica a la que pertenecía Kar-388Y. La piedad también era algo desconocido. Una simple mirada a los agudos y crueles rasgos que había debajo del facetado ojo podía haber probado eso. Los indicadores del cuarto y el séptimo dial se detuvieron. Eso significaba que el cubo mismo se había detenido en el espacio cercano a su inmediato objetivo. Kar se acercó con su brazo superior derecho y soltó el interruptor del estabilizador. Luego se levantó y estiró sus entumecidos músculos. Kar se giró hasta quedar de frente a su compañero del cubo, un ser