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Mostrando entradas de enero, 2024

Esculturas de Hielo - David B. Silva

  Creí que lo había olvidado. Desde entonces, la primavera, el verano y el otoño han venido y se han marchado, y supongo que me resultó fácil engañarme y creer que el pasado era, por fin, algo que pertenecía a los fríos e imposibles días del ayer. Ojos que no ven, corazón que no siente. Pero las cosas inconclusas tienen la manía de revolotear alrededor de nuestra vida hasta que ya no podemos pasarlas por alto. Supongo que ésa fue la razón que me hizo revelar el carrete. Supongo que ésa fue la razón por la que no me sorprendió la fotografía que siempre supe que estaría allí. El ayer jamás abandona nuestra alma. Simplemente, finge haberse marchado hasta que está listo para regresar... En verano, Eagle Peak era una suave nube blanca colgada en el centro del universo, en algún punto entre el cielo y la tierra. Si inhalabas aquel aire, te helaba el alma. Si formabas un cuenco con tus manos y bebías el agua de su lago, te recordaba cuán vivo estabas.  Cada soplo era el aroma de pino recién c

Historia del demoniaco pacheco - Jan Potocki

  —Nací en Córdoba, donde mi padre vivía en una situación más que holgada. Mi madre murió hace tres años. Mi padre pareció primero echarla mucho de menos, pero, al cabo de algunos meses, con ocasión de un viaje que hizo a Sevilla, se enamoró allí de una joven viuda, llamada Camila de Tormes. Esa persona no gozaba de muy buena reputación, y varios de los amigos de mi padre trataron de alejarlo de su trato; mas, a pesar de las molestias que ellos se tomaron, la boda se celebró dos años después de la muerte de mi madre. La ceremonia se hizo en Sevilla, y, al cabo de unos cuantos días, mi padre volvió a Córdoba, con Camila, su nueva mujer, y una hermana de Camila, llamada Inesilla. »Mi nueva madrastra respondió perfectamente a la mala opinión que se tenía de ella, y sus comienzos en la casa consistieron en querer inspirarme amor. No lo consiguió. Me enamoré, sin embargo, pero fue de su hermana Inesilla. Mi pasión no tardó en hacerse tan fuerte que fui a arrojarme a los pies de mi padre y