Spitfire - Gilberto Solís

Agosto 20, 1941
En algún lugar sobre Inglaterra...
¡El zumbido lo alertó de la proximidad de su enemigo! Desesperado giró la cabeza hacía uno y otro lado, buscándolo con la vista. ¡Ah! ¡ahí! ¡detrás, por arriba y acercándose con celeridad!.
A toda velocidad se elevó, trazando un arco hacia la izquierda. Su oponente, aun incapaz de salir de su picado, lo rebasó y se niveló unos 300 metros mas abajo.
Ahora era su turno.
Girando grácilmente se lanzó en una hábil catenaria sobre él, a la vez que aumentaba la velocidad.
Pero el otro lo había visto, giró con presteza a la derecha ciñéndose en el giro, en un intento bastante hábil por confrontarlo.
Al ver esta reacción desaceleró. Su blanco, ahora malogrado, se dirigió hacia él.
Aumentó la velocidad una vez más. Si era un duelo lo que el otro quería, le iba a mostrar que él no era de los que los rehuían.
Ambos contendientes se aproximaron velozmente uno contra el otro. ¡Aquel que declinase el duelo estaba perdido! Con seguridad su adversario lo perseguiría hasta derrotarlo.
Pero ninguno cedió, antes bien; acelerando, se rebasaron uno al otro guiñando sobre sus ejes apenas a tiempo de evitar la colisión... ninguno abrió fuego.
Al salir de la suave curva ascendente que se habían visto obligados a efectuar, ambos rivales se saludaron, el uno con un sonoro rugido, el otro con un acrobático giro, y a continuación se separaron.
El piloto estaba contento, había sido una magnífico duelo y su oponente había estado a la altura. A pesar de que lo había sorprendido en un principio este se había repuesto con rapidez y reaccionando con pericia, el Spitfire MK-1 se alejó en
dirección al Este, hacia su base.
Su rival, por su parte, también estaba satisfecho, había mantenido su territorio y expulsado a aquel intruso de ruidosa voz; incluso había disfrutado el duelo.
Después de todo no es frecuente que dos SPITFIRES (escupe fuegos) se enfrenten en duelos amistosos sobre los cielos de Inglaterra. Contento, el dragón enfiló hacia el Norte, hacia su hogar.

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