Subir de categoría - Slawomir Mrozek

Nos reunimos para decidir cómo elevar el nivel de civilización de nuestro municipio. Dijo el alcalde:

-Cualquier niño sabe por la televisión que en el mundo civilizado se cometen unos crímenes extranjeros muy elegantes. Y nosotros ¿qué? Es verdad que tenemos un ladrón local, pero ¿cómo compararlo con un delincuente gentleman? A lo sumo robará una gallina, va andrajoso, no tiene ni idea de inglés. Es una vergüenza mostrarlo, y ahora que se acerca la temporada alta y pueden venir turistas extranjeros, no podemos permitir que les robe un ladrón de tan poca categoría.

Llamamos a nuestro ladrón y le dijimos lo siguiente:

-Desde hoy quítate de la cabeza las gallinas. Sólo diamantes y papeles de valor. También tienes que cambiar la forma de vestir. Camisa blanca con corbata y traje cada día, y también un afeitado diario. Ni hablar de sorber la sopa, y a partir de mañana tomarás clases de inglés.

Y él: 
-¿Y cómo me las voy a arreglar? Las gallinas apenas me dan para vivir.

-Todo irá a cuenta del municipio. Efectivamente, en seguida cambió de aspecto.

Tenía un abono para la barbería y todos cuidaban de que no usara palabrotas.

Respiramos algo aliviados, pero cuando vimos el siguiente James Bond, comprendimos que aún quedaba mucho trabajo por hacer con nuestro ladrón.

-Si bebes vodka, sólo puede ser con sifón, allí no se bebe más que whisky and soda. Whisky no tenemos, pero te podemos dar soda. A partir de hoy recibirás soda de la cooperativa a cuenta nuestra. Al menos un litro de soda por un cuarto de vodka y ni una gota menos.

Estábamos contentos con él, realmente se iba civilizando a ojos vista. Hasta que se produjo la desgracia. El ladrón desapareció dejándonos esta nota:

«No aguanto más con semejantes palurdos. Escupen al suelo, usan palabrotas, lo de hablar lenguas extranjeras o afeitarse diariamente ni soñarlo. Me voy a la ciudad, gudbai.»

Así que nos quedamos sin ladrón, una vergüenza ante el mundo civilizado.

Por suerte está creciendo una nueva generación.

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