Blog especializado en la literatura de género fantástico.
Aquí habitan los cuentos con temática de fantasía, horror, misterio y policíaco.
Deja que en tu vida entre el enigma de la lectura de lo asombroso, lo otro, lo oculto, lo que siempre acecha a un paso de tu hombro izquierdo, el escalofrío que percibiste con el rabillo del ojo... si te atreves.
Pedro y el Capitán - Mario Benedetti
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Usted me ofrece que viva como un muerto. Y antes que
eso prefiero morir como un vivo.
Peregrino de todos los mares; marinero de todos los puertos; noctámbulo de todas las noches... decidí sucumbir para siempre. Nada sobre la Tierra permanecía oculto para mí: la inmensidad azul o negra de los océanos; la bienvenida alegre de las ciudades, blancas; la línea recta y excitante de las costas tropicales; los acantilados con sus cavernas de monstruos; las bahías aceitosas y grises de los mares africanos; las cordilleras más altas —peladas unas, otras azules de misterio—; los amaneceres radiantes; los crepúsculos lánguidos; las tempestades, la inercia, el estruendo; la piedad y la gula, la lujuria y las auroras boreales. De día, como un meteoro, he surcado los mares, arrullando a los hombres. De noche, como un palacio iluminado, he velado su sueño. He transportado de extremo a extremo del planeta las mercancías más exóticas: del trópico, vainilla, azúcar y piedras preciosas; de los climas templados, aceite, nueces y vinos; de las crestas heladas, maderas sólidas y pieles. Con...
No sabemos si Martínez es mala persona. Tampoco podríamos decir que es un alma de Dios. Ausente, si alguna palabra lo define es esa: ausente. Y nadie conoce sus emociones ni entiende por qué es feliz con una vida tan simple, de figuras de sombra y boxeo. Martínez no conocía a Orlando el Nica Mojica; no, señor. Habrán intercambiado saludos alguna vez, no más que eso. No tenían por qué odiarse, como han insinuado algunos periódicos. La Sombra Martínez -le he dicho a los reporteros- es incapaz de odiar a alguien. Hay quien pudiera, viendo la apariencia distraída de Martínez, pensar que es tonto. Tampoco es el caso. No se le puede llamar tonto a quien proyecta figuras en la pared con semejante maestría. Si se me pregunta, les diré que Martínez es sencillamente un libro en blanco. Nada más y nada menos. Y nadie sabe al instante siguiente qué aparecerá en sus páginas. El tipo vive tras sus ojos y, en el momento justo, ¡zas!, sale a la superficie. Entonces es un genio; como cuand...
Una tarde llegó un anciano a un pueblo. Se veía fatigado y hambriento. Tocó en la puerta de una casa. – ¿Quién es? –respondió una niña. – ¡Soy yo! -dijo el anciano. –¿Quién es yo? – ¡Pues yo! ¿Quién más ha de ser? La niña pensó que era algún latoso. Pero como en ese momento estaba jugando a “la casita” con sus amigas, se imaginó que todo era parte del juego y abrió la puerta. –¿Qué quieres? –le dijo al viejito. –Quiero pan –contestó. –¿Y si no te dan? –Entonces quiero queso. –¿Y si te dan un hueso? –Lo acepto si está cubierto. –¿Con plata y oro? –Con carne y todo. Entonces la niña le dijo al señor que pasara. Éste si sabe jugar –pensó–. Ahora si nos vamos a divertir mucho. Así pues, lo llevó a donde estaban jugando a “la casita” y allí le dieron muchas cosas de comer. Se ve que el viejito tenía hambre, pues se comió treinta y dos pasteles, quince caldos, veinticinco empanadas, nueve platos de ensalada y dos gelatinas (es que no les habían salido muy buenas a las niñas). Además, cada ve...
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