El Vampiro - Heinrich August Ossenfelder
Mi
querida y joven doncella se alza
Inflexible,
rápida y firme
En
todos los viejos arcanos
De
una madre siempre verdadera;
Como
en los vampiros inmortales,
La
gente de estos portales
Cree
con la fe de los mercenarios.
Pero
mi Christine derrocha su tiempo,
Y
desgasta de mi amor su lamento,
Hasta
que yo mismo, vengado,
Brinde
a la salud del vampiro
En
la pálida copa de los reptiles.
Y
cómo al dormir eres delicada
Hasta
ti llegaré arrastrándome,
Y
la sangre de tu vida será drenada.
Así
podrías en vano temblar
Pues
en la penumbra he de besarte,
Y
sobre el umbral de la muerte
Cruzarás
con espanto,
Envuelta
en mis fríos brazos.
Por
último os preguntaré,
Oponiendo
este mundo que se abre
¿Cuáles
son los encantos de tu madre?
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