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Ella espera a todos los nacidos - James Tiptree Jr

       N ace en los paramos del no-ser, centellea, nace de nuevo y se mantiene unida, se hincha y extiende. Vive sin vida, lucha contra la marea gris de la entropía, persiste de manera insólita, configurando complejidades cada vez más ricas hasta formar una ola creciente. Y crece en verdad como una ola, pues mientras la cresta aflora triunfal a la luz del sol, cada una de sus partículas se precipita para siempre en la oscuridad y se disuelve en la nada en el momento del salto.       Triunfa al parecer, pues no nació sola. Viene siguiéndola en el ser su oscura gemela, su Adversaria, la sombra que incesantemente la devora por dentro. Perseguida sin piedad, atacada en cada órgano vital, la ola viviente arroja espuma y su billón de crestas fugaces aflora a la luz por encima del dolor y la muerte que la reclaman. La sustancia mortal lucha y se extiende durante eones innumerables. Impulsada por la muerte, huye con creciente ligereza de su Enemiga hasta ...

El ángel que repartió el tiempo - James Tiptree Jr.

No es cierto que no haya ángeles; la joven mujer llamada Jolyone Schram habló con uno de ellos, con tales resultados que nos ha dejado boquiabiertos a todos. Si el ser con el que habló Jolyone era de hecho un ángel en el sentido clásico del término, es algo que jamás llegaremos a saber, por supuesto; a menos que vuelva a aparecer, cosa que parece poco probable. Desde luego era un “algo” del espacio, poseedor de grandes poderes: tal vez algún principio del vacío exterior, tal vez una consciencia errante, acaso ―podrán pensar algunos― un trabajador de los suburbios interestelares apartado de su camino habitual. Fuera lo que fuese, escuchó a Jolyone, y fue así como ocurrió el acontecimiento. La noche en que ocurrió todo Jolyone estaba intentando no llorar, mientras sus dientes tocaban música. Estaba en su trabajo nocturno de recortadora de noticias y chica-para-todo en el quinto piso del nuevo edificio de la WPNQ. Muy por encima de su cabeza se alzaba el nuevo transmisor, que acabab...