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El judío errante - Thomas M. Disch

Y luego vino la época –fue alrededor del solsticio de verano– en que Ella se enamoró y se largó con el objeto de Su amor a los Poconos porque, según Ella, la ciudad ya le estaba resultando ominosa.  Entonces allí estábamos todos nosotros, los ocho, embutidos en la bañera y muriéndonos de sed lentamente, una vez recobrados del semi-ahogo inicial. Teníamos dos horas de sol cada mañana ¡en junio, imagínense! y la mayor parte del tiempo la luz no podía pasar a través de la cortina de la ducha, lo que estaba bien para mí, que soy una suculenta enredadera y prospero en lugares obscuros, pero compadezcan al pobre polipodio de espárragos. Nunca se recuperó. Sus tallos fueron del verde al amarillo y al marrón desteñido.  Mientras, el cóleo se debilitaba hasta morir, aunque revivió con mucha rapidez cuando Ella volvió y lo podó, lo que de cualquier forma venía haciendo falta, pues estaba creciendo demasiado. Nunca más se enamoraría, nos dijo, mientras Sus tijeras cortaban y expurgaban. ...