El espécimen - Rodrigo Mundaca

El teléfono lo despertó a las tres de la madrugada.
–“Debes presentarte de inmediato en el laboratorio, han traído algo totalmente nuevo y tu presencia es imprescindible”.
El sueño aún no le abandonaba, de modo que respondió automáticamente, como tantas veces lo había hecho.
–“Esta bien. Estaré allí en 15 minutos”.
–“Debes apurarte. Todo el laboratorio está al rojo vivo y necesitan a un experto que piense con claridad... y ese eres tú...”
La curiosidad le comenzó a disipar el sueño.
–“¿De que se trata esta vez? ¿Peces de tres ojos? ¿Bovinos de 30 centímetros? ¿Plantas carnívoras gigantes?
–“Creéme que no te hubiera despertado si lo que trajeron fuera una banalidad como esa... es... ‘Algo Diferente’... no lo podrás creer” – y cortó la comunicación.
Se quedó unos segundos escuchando, y cuando se dio cuenta que ya le habían cortado, colgó el teléfono. Se dirigió rápidamente hacia la ducha y mientras el
agua se quitaba la modorra pensó para sí:
–“¿’Algo Diferente’? ¿Qué clase de algo diferente será?. Dijo que si fuera algo de la magnitud de los especímenes con los que generalmente trato, no me habría molestado a estas horas... pero en realidad en un par de ocasiones ya me ha molestado a esta hora, y si bien los especímenes no eran comunes, podían haber esperado hasta las ocho de la mañana... además tengo que reconocer que este colega en particular, siempre ha tenido dotes de actor, y sus llamadas misteriosas con alto contenido histriónico son su estilo habitual”.
“Conclusión: no debo precipitarme hasta ver con mis propios ojos lo que tenemos esta vez”.
 
Mientras caminaba rápidamente hacia las instalaciones del laboratorio reanudó el curso de sus ideas. Siempre que tenía que asistir a nuevos descubrimientos o experimentos, lo invadía un sentimiento especial, que lo hacía remontarse hacia sus orígenes y de cómo había elegido su profesión, que en la actualidad le daba grandes satisfacciones.
Desde que se graduó como Exobiólogo, una de las primeras generaciones
egresadas, lo habían destinado a RamCorp, división Exobiológica, hace ya unos 10 años. Había sido uno de los principales científicos, encargados de analizar a todos los animales que esporádicamente les llegaban desde las lejanas colonias
espaciales.
Realmente tenía suerte de trabajar con esa empresa, pionera en su clase. En
ninguna otra parte podría tener las aventuras que él, pese a su corta edad, ya podría contar a sus nietos, en caso de que los tuviera alguna vez.
La RamCorp era una de las empresas más poderosas del planeta. Había comenzado un par de siglos atrás, como una empresa de diversión, como un  simple parque de atracciones mecánicas. Se caracterizó siempre por implementar los últimos conocimientos de la ciencia y la técnica en sus juegos, dándole un gran
prestigio y con ello, grandes sumas de dinero.
Cuando comenzó el desarrollo de tecnología espacial, RamCorp fue el único
auspiciador civil de la magna empresa en la que el Gobierno estaba envuelto. La
opinión pública no alcanzaba a entender el por qué de esa política de una  empresa de diversiones.
La respuesta tardó un par de años en llegar.
Llegó en forma del primer centro turístico espacial, instalado en el satélite natural. Junto a los laboratorios de investigación del Gobierno, RamCorp había
construido un lujoso hotel, y ofrecía todo tipo de diversiones, pero con la característica de la menor gravedad del satélite. Contaba con gimnasios
adecuadamente acolchados, en donde se podía practicar cualquier deporte, con
gran pericia y resistencia de los jugadores, pues la gravedad menor permitía aquello.
Los más conservadores siempre podían salir de excursión a las cuevas,
debidamente presurizadas; y los mas aventureros, podían aventurarse al espacio
abierto, para admirar en vivo y en directo los cráteres producidos por meteoritos a lo largo de los siglos.
No había para que preguntar si aquello tuvo éxito. Efectivamente lo tuvo, demasiado tal vez. RamCorp en un par de años se convirtió en la mayor empresa del planeta. El apoyo que le daba al Gobierno, a cambio de la tecnología y facilidades para la construcción en el espacio exterior, aumentó generosamente. Con ello, el Gobierno tuvo grandes recursos para seguir invirtiendo en desarrollo espacial. Con los años, se inventaron nuevas y novedosas formas de propulsión estelar, que permitían reducir drásticamente los tiempos de viaje hacia otros planetas.
En los planetas del sistema solar no se encontró evidencia de vida, y las
colonias se limitaron a ser de minería. En otros sistemas solares se dieron las
condiciones que los científicos habían esperado por largo tiempo y la vida
extraterrestre fue por fin descubierta. En la mayoría de los planetas colonizados sólo era vida bacteriana, pero todos creían que era cuestión de tiempo encontrar formas de vida más avanzada.
RamCorp participaba activamente en la colonización y con el apoyo del
Gobierno y su autorización, los primeros casinos y hoteles extraterrestres fueron
inaugurados.
Cuando encontraron los primeros animales extraterrestres, la curiosidad
publica no tuvo límites: Todos querían conocer como lucían. Pero dado que dichos
animales tenían una biología distinta, no podían traerse al planeta para su exhibición, a no ser que fueran en compartimientos especiales. Pero mientras no hubieran estudios sobre ello, nada se podría hacer.
Y de allí nació la Exobiología. Los Exobiólogos eran los encargados de
estudiar la anatomía de los animales extraterrestres, clasificarlos de acuerdo a su
semejanza con los animales locales y estudiar el entorno o ecosistema en el cual
dicha especie estaba inserto.
RamCorp vio en esto una nueva veta de ganancias.
Contrató a los mejores Exobiólogos, los cuales asesoraron la construcción de
un gran Exozoológico, el primero en su tipo, destinado a exhibir a toda la fauna que se encontrara en las colonias espaciales. El éxito fue inmediato y rotundo. Los felinos con exoesqueleto y las bobinos de 30 centímetros de altura cautivaban
continuamente a grandes y chicos. Éstos últimos, haciendo caso omiso a las
normas, insistían en dar de comer a las plantas carnívoras gigantes y el resultado era que más de algún quedaba lesionado a causa del ataque de esas peligrosas
plantas.
Pero eso por supuesto no era publicitado y una silenciosa y suculenta
indemnización servía para acallar a los más conflictivos.
El proceso con el tiempo se hizo rutinario. Cada 6 meses aproximadamente
llegaba una nave espacial desde las colonias más alejadas con un cargamento de
animales para ser catalogados.
A los Exobiólogos se les ocurrió que tal vez existiera algún tipo de inteligencia
en ellos y por eso se inició un proyecto para idear formas de comunicación.
 
 
No fue un método único, pues no todos se comunicaban de la misma forma.
La mayoría lo hacía a través de sonidos, y éstos por lo general demostraban ser más
inteligentes que los animales acuáticos, alguno de los cuales emitían luces en un
todavía no comprendido ciclo para interactuar con otros de su especie.
La tecnología computacional tuvo un gran auge, pues RamCorp necesitaba
gran capacidad procesamiento para resolver las complejísimas ecuaciones cuya
resolución permitiría implementar una especie de traductor instantáneo. O al menos esa era la idea.
Hacía unos meses atrás el primer prototipo había sido contruido. Se había
aplicado a todas las especies del Exozoológico, pero sin encontrar evidencias de
vida inteligente. La tecnología también se aplicó a los tradicionales zoológicos, pero sin mejores resultados.
Sin darse cuenta ya había llegado a los dominios de los laboratorios de la
RamCorp. Miró hacia lo alto del edificio dejando que la vista se perdiera en la
oscuridad de la noche, tratando de buscar la ventana a la cual se dirigia. No la
encontró. Olvido rapidamente su deseo fustrado y se dirigió hacia su destino
rápidamente.
 
 
–“Te estaba esperando. ¿Por que te tardaste tanto?” – le dijo el colega con
dotes histriónicas.
–“¿Y bien? ¿Donde está el nuevo espécimen?”. – preguntó
–“Por allá” – le indicó su amigo.
Le apuntó a una puerta custodiada por personal militar.
Se presentaron a los oficiales militares y éstos, tras registrarlos físicamente y
comprobar sus respectivas identidades, le dejaron libre el paso a ambos.
Se encontraron con un grupo de Exobiólogos moviéndose febrilmente de un
lado para el otro, en torno a un container transparente. Cámaras de televisión
obtenían imágenes de la hasta entonces desconocida especie, atrapada en la caja de cristal irrompible.
Se acercó al computador más cercano y tecleó algunos comandos. Una lista
de datos obtuvo como respuesta. Los miró un largo rato y le preguntó a su
acompañante su deduccion parcial:
–Entonces... ¿es inteligente, no?”–¡Exacto! y he ahí la razón de haberte molestado. El mainframe está analizando desde hace varias horas los sonidos que la criatura ha emitido y los
que le han sido grabados desde que fue capturada. Como puedes apreciar de
esos datos, la creación de una matriz de traducción entre ambos lenguajes es
posible y será concluida dentro de las próximas horas”.
–“¿Qué se sabe de esa especie? ¿En que planeta fue descubierto?”.
–“La respuesta a esas preguntas justifica la presencia militar en el laboratorio. Es importantísimo garantizar a como de lugar el bienestar de la criatura, y por eso nos estamos protegiendo de posibles grupos de exozoofóbicos terroristas, quienes pueden sentirse amenazados por la criatura...
La criatura no fue encontrada en un planeta colonizado. De hecho fue mucho más lejos. ¿Te acuerdas de la nave arqueológica (propiedad de RamCorp)
que se extravió hace unos meses?"
–“Si, me acuerdo de algo. La nave se dirigía hacia la última colonia establecida para investigar la existencia de alguna posible cultura anterior, cuando se perdió todo contacto con ella.”
–“Básicamente estás en lo correcto. Ahora se sabe que una malfunción en los motores provocó un hiperfuncionamiento y la nave se hundió en el espacio profundo...”
–“¿Y eso que tiene que ver con la criatura que aun no me dejas ver?”
–“Pues todo, mi querido amigo. Esta misma nave acaba de llegar desde el planeta origen de esa criatura. Según el informe que debes tener en tu oficina, los
científicos lo describen como un desierto absoluto y un verdadero peligro para la
salud pública. Tiene una nube de polvo y partículas en su alta atmósfera,
impidiendo que los rayos de su estrella lleguen a su superficie. Se encontraron
zonas con índices de radiactividad elevadísimas, tanto que no se atribuyen a
causas naturales. En esos mismos lugares, había evidencia elocuente de la
existencia de una civilización, ahora destruida. De hecho, todo apuntaba a que el
planeta había sido sometido a un holocausto nuclear. La vida que encontraron, si
es que merece tan calificativo, eran simples huesos caminantes, nada que
RamCorp ni nadie pudiera aprovechar jamás...”
–“En conclusión, un lugar en donde jamás instalaremos ninguna colonia”. –
interrumpió el Exobiólogo.
El amigo lo miró por un momento, desconcertado por la interrupción. Luego se
encogió de hombros y continuó:
–“Exacto, mi querido amigo, y eso fue precisamente lo que determinaron
nuestros científicos. Mientras ajustaban los motores y hacían los complicados
cálculos cartográficos, un pequeño grupo se dedicó a inspeccionar las cercanías
de uno de los focos de radiactividad. La razón de ese reconocimiento, dado que se sabía que el planeta era venenoso, es que la nave había estado recibiendo
señales extrañas, una especie de sonidos que se repetían en un sencillo ciclo.
Pero sencillo o no, eso era prometedor, y fue despachada de inmediato una misión de exploración. En las ciudades no encontraron nada vivo, en los suburbios de las antiguas ciudades, sólo especies menores y altamente contaminadas, como ya te había mencionado”.
“Sin embargo, la señal tenía su origen bajo tierra”.
“Buscaron una entrada, y la encontraron a un par de kilómetros, en un complejo de montañas que contenía muchas cuevas. Eligieron una al azar y entraron”.
“Encontraron hacia el final de uno de los pasillos, una gran puerta de plomo.
Estaba medio destruida, por lo que se dedujo había sido un gran terremoto.
Entraron con poca dificultad. El nivel de radiactividad disminuyó ostensiblemente.
Al parecer, toda la caverna estaba forrada en plomo”.
“Hasta ese punto, cualquier expedición se daría por satisfecha. Habían
encontrado indicios de vida inteligente fuera de nuestro planeta. Ese sólo hecho
servía para compensar la malfunción de los motores, que los había arrastrado
hasta el borde de la galaxia”.
“Pero como aún tenían tiempo antes de reemprender el regreso al espacio
conocido, decidieron recorrer el resto de aquella edificación. Para ese entonces ya
se habían dado cuenta de la función de esa construcción: un refugio antinuclear.
La señal que habían recibido, era una señal de auxilio, tal vez habría algún ser
viviente...”
“Al principio no lo vieron. Había muchísimas cajas. Todas ellas tenían en su
interior a una de esas criaturas. Sin embargo todas presentaban una malfunción
en la energía y la vida que trataban de proteger se les había extinguido
irremediablemente. Lo que encontraban entonces, eran solo raros esqueletos. La
vista de esa extraña morfología los asustó un poco, pero la curiosidad aumentó
mucho más.”
“Para fortuna de todos nosotros, una caja funcionaba correctamente, y
cuando se asomaron a través de la pequeña mirilla que poseía, vieron a este ser
que dormía plácidamente en animación suspendida. Sin duda, ese animal estaba
vivo y sería una especie perfecta para el Exozoológico de la RamCorp”.
 
 
El Colega hizo una pausa para tomar un poco de aire. Cuando comenzaba a
divagar, el Exobiólogo lo interrumpió:
–“¡Ya lo creo que así será! Pero... ¿Cómo se dieron cuenta que ese animal pertenecía a una especie superior?”
El amigo aspiró con fuerza y siguió con su verborrea:
–“Ya en la nave, el ser despertó. Seguramente, el traslado alteró el delicado
equilibrio de su cámara de mantenimiento. Los exobiólogos de la expedición
habían previsto esta situación y le habían construido la jaula que está al fondo de este salón. El animal había abierto por dentro la cámara y salió al exterior. Al ver a nuestros científicos que lo miraban con curiosidad, se desmayó. Supongo que le somos tan repulsivos, como él a nosotros.”
“Cuando volvió en sí no vio a nadie, pues sería mejor dejarlo solo un momento, con el fin de que reconociera el lugar en donde estaba. Pero rápidamente dio muestras de una gran impaciencia, pues comenzó a emitir fuertes ruidos, que fueron debidamente registrados y cesaron en cuanto apareció uno de nuestros científicos”
“Preguntabas el por qué habíamos supuesto que sería una especie inteligente. Pues bien, el animal al estar consciente de su desnudez había rasgado un trozo de tela de su cámara de mantenimiento y había cubierto lo que suponemos son sus órganos reproductores.”
“Te decía que en cuanto vio a uno de nuestros científicos se había callado
súbitamente, se había acercado al cristal de su jaula y había comenzado a emitir
ruidos, en un tono distinto. Cuando nuestro científico se presentó (en nuestro
idioma) y le dijo que lo habían rescatado de una muerte segura, el ser se sintió
abatido al no comprender y buscó otras formas de comunicación.”
“Con un trozo de metal comenzó a dibujar en el suelo extraños símbolos, que en este instante están siendo estudiados por todas las universidades del planeta. Con las semanas de viaje algo habían avanzado. El ser podía expresar con gestos y actitudes una serie de estados como frío, hambre, sueño. Los científicos se dieron cuenta que era muy inteligente pues había comenzado a imitar nuestro idioma...”
Una sonora alarma se hizo sentir en ese instante.
–“La matriz de traducción ha sido completada con éxito”. Dijo el Colega parlanchín.
–“Es hora de hablar con el espécimen... me muero de curiosidad” – completó el Exobiólogo .
 
El Exobiólogo casi se desmayó del susto. El ser era tan repulsivo, que ni
siquiera se comparaba con los monstruos que la imaginativa industria del cine
creaba con regularidad.
Cuando el Exobiólogo se enfrentó al monstruo, éste le dirigió una penetrante
mirada con sus ojos de un azul intenso, ojos que, de una forma que no alcanzaba a comprender, irradiaban terror, desesperación y por sobre todo, soledad.
Se aclaró un poco la voz, carraspeando ruidosamente y se acercó un poco
más cerca a la jaula. Le habló al monstruo:
–¿Puedes entenderme?... – hizo una pausa y al ver que el ser le hacía un
gesto que parecía ser una afirmación, continuó: – ¿comprendes que te hemos traído de tu planeta al nuestro, rescatándote de una muerte segura?
El ser volvió a asentir con un gesto afirmativo. El Exobiólogo habló:
–Mis colegas me informaron que después de tu rescate, hicieron una
inspección minuciosa de tu planeta, pero no encontraron indicios de vida, al menos de tu especie... tu planeta se está muriendo y Tú eres el último de tu raza ¿estás consciente de eso?
El Ser volvió a contestar afirmativamente, pero no hablaba. El Exobiólogo
quería escucharlo hablar. Sería la primera vez que una especie extraterrestre se
comunicaría con ellos... le hizo una pregunta:
–Dinos, por favor, Cómo debemos llamar a tu planeta y a Ti... porque debes
tener un nombre, ¿cierto?
El extraño ser volvió a mover la cabeza afirmativamente y abrió lentamente la
boca para contestar. Comenzó a emitir ruidos ininteligibles, pero rápidamente la
matriz de transferencia lingüística compensó los errores y una voz metálica salio a
través de los altavoces ubicados a ambos lados de la jaula...
–...soy el último de mi especie. Mi planeta, moribundo en estos instantes, se llama Tierra y fue el más hermoso jardín del Edén hasta hace poco... – hizo una pausa -... y Yo – se le escapó un sollozo – soy un...un... Ser Humano...el último homo sapiens de todo el Universo... –el hombre rompió en llantos a la vez que se
postraba al suelo y se encogía sobre sí, formando un ovillo...
El Exobiólogo no podía creer que ese monstruo le hubiera hablado. El Traductor servía, después de todo. Era una lástima que el ser fuera el único, pues jamás podrían estudiar sus costumbres en grupos, formas de procreación ni saber con exactitud sus limitaciones físicas
La tensión de la situación se hizo sentir sobre el Exobiólogo. Gruesas gotas de sudor le empañaban la visión. Se llevó uno de sus seis tentáculos a sus órganos
visuales y absorbió el exceso de líquido. Excretó un poco de lubricante tráctil, para poder arrastrarse con rapidez e investigar el informe en su oficina, pero antes dio instrucciones al resto del equipo:
–“Denle un calmante al ser humano, homo sapiens o como se haga llamar,
procuren que esté cómodo y registren cada acción y cada palabra que diga. Es
nuestra única forma para averiguar más sobre ellos y la forma en que se
destruyeron. Es uno sólo, de modo que es más valioso que todos los animales
juntos que tenemos hasta este instante y por eso no podemos permitir que se
muera, aunque haya que introducirle cambios genéticos. Será un patrimonio de
nuestra raza y nuestra mayor atracción turística. Alegrémonos, muchachos. El
dinero vendrá hacia nosotros a caudales...” – Se interrumpió pensando en el
auspicioso futuro que se acercaría para luego agregar – “Ahora a trabajar. Estaré en mi oficina”.
Se dio la media vuelta y se alejó rápidamente, reptando a través del salón y
ayudándose con sus tentáculos. Era muy popular entre las hembras de su especie,
debido a la viscosidad de su lubricante tráctil y a sus enormes y fuertes tentáculos.
Saludó a un par de asistentes hembras y siguió su camino.
Tendría un día muy largo por delante.

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