El sueño de la mosca horripilante
Li Wei soñaba que una mosca horripilante
rondaba por su habitación, interrumpiendo inoportunamente una de sus profundas
meditaciones. Molesto, comenzó a perseguirla tratando de acallar con un golpe
su desagradable zumbido. Portaba en la mano, con tal objetivo, la primera
edición de Con la copa de vino en la mano interrogo a la luna, poema
épico de su entrañable amigo Li Taibo. Corrió y corrió incansablemente entre el
reducido espacio de esas cuatro paredes, sacudiendo sus brazos cual si fuera él
mismo una mosca. Dicha empresa le sirvió de poco. La mosca, posada en el marco
del retrato de su amada, lo miraba con aburrida indiferencia.
Exhausto por la persecución, Li Wei se despertó agitado. Sobre
la mesa de luz estaba posado, distraído, el fastidioso insecto. De un viril
manotazo, el filósofo acabó con la corta vida de la triste mosca.
Li Wei jamás sabrá si mató a una mosca o a uno
de sus sueños
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