Correr - George R. R. Martin
Había ocasiones, según los distintos casos, en que Colmer se sentía extrañamente inquieto. Pero nunca sabía exactamente el motivo. Constantemente lindaba en el aburrimiento, pero en lo más íntimo de su ser sabía que había algo más. Claro que Colmer era un hombre de recursos. Cuando le asaltaba un cambio de humor tenía el remedio a mano. Lo mejor, había descubierto, era volver a la acción. Sus servicios siempre eran muy solicitados. Era un Maestro Sondeador, uno entre el centenar escaso de todo el espacio. A veces, si los clientes no podían abonar sus fabulosos honorarios, aceptaba un pago menor. Esto, si el caso era interesante y él se sentía aburrido. Colmer tenía aún otros recursos para las ocasiones en que no hallaba ningún caso. A menudo se mantenía ocupado con juegos, con los amigos y con los deportes. Y con la comida, frecuentemente con la comida. Era un hombre bajito, sosegado, a quien le gustaba mucho comer, especialmente cuando estaba de malhumor y no tenía otra cosa ...