La visita - Iban Zaldua
Es algo increíble. Los fines de semana. Van por la calle como si no existieran más que ellos, dando codazos, no les importa atropellar a la gente. Hay quien recorre la calle con motocicletas que arman un estruendo de mil demonios. ¡Por una calle peatonal! ¡Y a cualquier hora de la noche! Con sus ropas brillantes, con sus pantalones de cuero. No se volverían a ayudar a un anciano con el que hubieran tropezado. Ni aunque fuera su abuelo. El alcohol les sale por las orejas. Ya a las ocho de la tarde hay muchachitas que apenas tienen edad para pintarse vomitándolo todo contra la pared de casa, ahí abajo, ahí mismo. Una amiga se suele quedar con ellas, les grita a las otras que no sean cabronas, que las esperen, que no ves que Vanessa está muy mal, por culpa de Chemi que se ha puesto así. ¡Por culpa de Chemi! Que ha bebido más cervezas, más ginkases de la cuenta, chata. Y ahí está, dale que te pego, hasta que no le queda nada en el estómago, hipando, llorando, diciendo me quiero volver a ca...