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Visión del futuro remoto - María Covadonga Mendoza

 La tierra está seca, áspera al tacto del único ojo del cielo, que quema con su furia la arena estéril; las huellas de la vida han sido borradas por el aliento de la desolación.  A lo lejos, se distinguen las ruinas de atalayas centenarias que hace tiempo doblaron la testuz de piedra, trastornadas por el abandono. El aire cala sus restos muertos en vano intento por resucitarlas. No hay movimiento, ni sonido alguno.  En torno a ellas pulula un gran número de seres invisibles, pálidos recuerdos de existencia, señal inequívoca del paso de la muerte. Rondan las jambas derribadas, saltan los muros, dan vueltas alrededor de lo que en otro tiempo fue su hogar. No tienen memoria, e ignoran qué les lleva a volver una y otra vez a aquel sitio donde ya no les recibe nadie.  Quieren gritar pero carecen de garganta; o llorar sobre las fosas donde aún reposan sus huesos, pero han sido privados de ojos. Permanecen en un estado de eterna ignorancia y eterna esperanza; separados tant...

Relato de acontecimiento - Rubem Fonseca

En la madrugada del día 3 de mayo, una vaca marrón camina por el puente del río Coroado, en el kilómetro 53, en dirección a Río de Janeiro. Un autobús de pasajeros de la empresa Única Auto Ómnibus, placas RF 80-07-83 y JR 81-12-27, circula por el puente del río Coroado en dirección a São Paulo. Cuando ve a la vaca, el conductor Plínio Sergio intenta desviarse. Golpea a la vaca, golpea en el muro del puente, el autobús se precipita al río. Encima del puente la vaca está muerta. Debajo del puente están muertos: una mujer vestida con un pantalón largo y blusa amarilla, de veinte años presumiblemente y que nunca será identificada; Ovídia Monteiro, de treinta y cuatro años; Manuel dos Santos Pinhal, portugués, de treinta y cinco años, que usaba una cartera de socio del Sindicato de Empleados de las Fábricas de Bebidas; el niño Reinaldo de un año, hijo de Manuel; Eduardo Varela, casado, cuarenta y tres años. El desastre fue presenciado por Elías Gentil dos Santos y su mujer Lucília, vecinos ...