Caperucita - José Luis Zárate
La culpa de toda esa sangre y muerte la tuvo Caperucita, que no pudo dejar de entrometerse en la casa de la abuela que lo único que deaseaba era pasar en cama su mensual ataque de licantropía.
La culpa de toda esa sangre y muerte la tuvo Caperucita, que no pudo dejar de entrometerse en la casa de la abuela que lo único que deaseaba era pasar en cama su mensual ataque de licantropía.
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