La mujer del bosque - Abraham Merritt
Mac Kay permanecía sentado en el balcón del pequeño albergue, un edificio agazapado como un gnomo bajo los abetos, en la orilla oriental del lago. Era un pequeño y solitario lago cerca de una de las cumbres de los Vosgos, aunque solitario no es la palabra exacta; era más bien retirado, distante. Las montañas lo rodeaban por todos lados, formando como un amplio cuenco bordeado de árboles, y parecía estar lleno, o al menos esa había sido la impresión que había tenido Mac Kay al verlo por primera vez, con el tranquilo vino de la paz. Mac Kay había sido un as de la Gran Guerra, primero volando con los franceses, luego con las fuerzas de su propio país. Y, como un pájaro, amaba a los árboles. Para él un árbol no era solamente un tronco, unas raíces, unas ramas y unas hojas, sino también una personalidad. Tenía una profunda consciencia de las características que los diferenciaban, incluso dentro de los de una misma especie: este abeto era amable y benevolente, ese otro austero y taciturno, a...