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Infancia - Dezohara Bollstadt

 Siendo adulto uno tiene en su memoria muchos recuerdos y eventos que marcaron su infancia. Una de las primeras remembranzas son los juegos y los amigos, las aventuras y las travesuras. Siempre se queda en la memoria aquello que nos divertía y que sabemos, ahora de adultos, no regresarán. A veces, como padres, deseamos que nuestros hijos tengan una infancia más feliz que la nuestra y que se diviertan tanto como nosotros con las cosas que nos gustaban, pero como gente mayor, observamos que los niños son diferentes, porque han nacido bajo otras circunstancias familiares, económicas y sociopolíticas que influyen en su precepción del mundo. Yo disfrutaba mucho mojarme bajo el menor pretexto, a veces hasta cuando mamá regaba las plantas. También me gustaba mucho disfrazarme de héroe, mi favorito era el personaje de “El zorro”, me fascinaba usar una capa roja de estambre de mi mamá y  saltaba por la cama y los muebles, usando un práctico látigo imaginario y mis puños para vencer a l...

Reflexiones - Sivela Tanit

Enfrentarse a la creación de algo nuevo, siempre causa un estupor en mi. Es dejar de hacer algo ya establecido y renovarse. Hoy quiero renovar. Hoy quiero comenzar a vivir y contar cada día día mi vida como algo valioso. Hoy es mi nuevo día.

Los niños y la literatura de horror - Ricardo Bernal

Sólo los niños conocen el horror Nunca olvidan que debajo de su piel está escondido un esqueleto NESTOR ZENER Pregúntale a cualquier niño acerca de los Olmecas o la Revolución Mexicana y seguramente habrá olvidado la lección; pregúntale acerca de Drácula, Frankenstein o el hombre lobo y te hablará, emocionado y sin titubear, de estos y otros monstruos. Y no es que una cosa sea mejor que otra, sino que lo no obligatorio, lo que estimula la imaginación de una manera interesante y entretenida es más fácil de guardar en la memoria. Nada como el horror para estimular la imaginación. A los ojos de los adultos es más práctico simplificar el mundo, las cosas son como son y en honor a la paz mental resulta preferible no cuestionarse acerca de la muerte, el dolor o el más allá. Para un niño esto no tiene por qué ser así forzosamente: el cristo malherido que cuelga en la recámara de mamá es terrible y monstruoso, al igual que la sonrosada cabezota de cerdo que descansa en la vitrina del...