Pisadas - Harlan Ellison
Para ella, la oscuridad nunca llegaba a la Ciudad de la Luz. Para ella, la noche era el tiempo de la vida, un tiempo lleno de momentos de luz más brillantes que todo el neón barato que mancillaba Champs Elysées. Como no había llegado nunca a Londres, ni a Bucarest, ni a Estocolmo, ni a ninguna de las quince ciudades que había visitado en sus vacaciones. Su gira de gourmet por las capitales de Europa. Pero la noche había llegado frecuentemente a Los Ángeles. Precipitando su huida, obligando a la precaución, produciendo dolor y hambre, una terrible hambre que no podía ser saciada, un dolor que no podía ser arrancado de su cuerpo. Los Ángeles se había vuelto peligrosa. Demasiado peligrosa para uno de los hijos de la noche. Pero Los Ángeles había quedado atrás, y todos los titulares de los periódicos acerca del carnicero loco , acerca del destripador , acerca de las terribles muertes . Todo quedaba atrás... y también Londres, Bucarest, Estocolmo, y una docena de otros pastos. Quinc...