Agueda Agata - Paloma Díaz Mas
Para quienes lo hayan hecho alguna vez. Era cinco de febrero y aquel día le daba la oportunidad de nombrarla muchas veces. Exhibiendo, por ejemplo, su erudición de aficionado al folklore que recuerda cómo, ese día, las mujeres se erigen en alcaldesas y toman el mando y el imperio de muchos pueblos y queman bausanes de paja que representan al hombre opresor y traidor como un judas. Y cómo las madres lactantes se postran ante los altarcitos de la virgen de los senos cortados para ponerle una candela de rizada cera y pedirle buena leche. Y cómo los jóvenes varones, reunidos en círculo, fecundan la tierra con el golpe rítmico de sus recios báculos, mientras cantan en vieja lengua la historia de la muchacha martirizada. Otras veces había sido la pequeña y sólida capilla de la plaza del Rey la que le había dado la oportunidad de nombrar el nombre de Agueda, latinizado en una construcción gótica por cada una de cuyas gráciles arquivoltas trepaban las sílabas del amado nomb...