Crónica roja - Eduardo Gotthelf

Necesitaban dinero para irse lejos. Ella estaba muy enamorada, pero sabía que su familia nunca iba a aceptar a un simple leñador, para colmo feo, de ojos saltones y dientes grandes. 
Esa tarde fueron juntos a la casa de la abuela para robarle sus joyas. Como la anciana los sorprendió, no les quedó más remedio que matarla. 
Después inventaron una historia, y le echaron la culpa al lobo.

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