El Jardín Secreto - Frances Hodgson Burnett
A la hora de comida, Mary mostró a Martha el dibujo de Dickon. –¡Eh! –dijo Martha muy orgullosa–. No sabía que mi hermano fuera capaz de dibujar en tamaño natural un tordo en su nido. Al oír esto, Mary supo que el dibujo era un mensaje: significaba que Dickon mantendría el secreto. Su jardín era su nido y ella era como el tordo. ¡Cómo le gustaba ese niño, a la vez extraño y sin complicaciones! Esperando verlo al día siguiente, se quedó dormida. Pero en Yorkshire el tiempo puede variar mucho, especialmente en primavera. Esa noche Mary despertó con el ruido de las gotas de lluvia al caer sobre las ventanas. Llovía a torrentes y el viento soplaba en las esquinas de la vieja casa y dentro de la chimenea. Mary se sentó en la cama sintiéndose muy desdichada y enojada. –La lluvia es más antipática de lo que yo era –dijo–. Vino porque sabía que yo no quería que lloviera. Furiosa se tiró sobre las almohadas enterrando la cara en ellas. No lloró, pero se quedó tendida odiando ...