Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como flautista

El flautista de Hamelin

  Había una vez... ...Una pequeña ciudad al norte de Alemania, llamada Hamelin.    Su paisaje era placentero y su belleza era exaltada por las riberas de un río ancho y profundo que surcaba por allí. Y sus habitantes se enorgullecían de vivir en un lugar tan apacible y pintoresco.   Pero... un día, la ciudad se vio atacada por una terrible plaga: ¡Hamelin estaba lleno de ratas!   Había tantas y tantas que se atrevían a desafiar a los perros, perseguían a los gatos, sus enemigos de toda la vida; se subían a las cunas para morder a los niños allí dormidos y hasta robaban enteros los quesos de las despensas para luego comérselos, sin dejar una miguita. ¡Ah!, y además... Metían los hocicos en todas las comidas, husmeaban en los cucharones de los guisos que estaban preparando los cocineros, roían las ropas domingueras de la gente, practicaban agujeros en los costales de harina y en los barriles de sardinas saladas,   y hasta pretendían trepas por las a...

El flautista - Ray Bradbury

—¡Ahí está, Señor! ¡Míralo! ¡Ahí está! —cloqueó el viejo, señalando con un calloso dedo—. ¡El viejo flautista! ¡Completamente loco! ¡Todos los años igual! El muchacho marciano que estaba a los pies del viejo agitó sus rojizos pies en el suelo y clavó sus grandes ojos verdes en la colina funeraria donde permanecía inmóvil el flautista. —¿Y por qué hace esto? —preguntó. —¿Qué? —el apergaminado rostro del viejo se frunció en un laberinto de arrugas—. Está loco, eso es todo. No hace más que permanecer ahí, soplando su música desde el anochecer hasta el alba. El tenue sonido de la flauta se filtraba en la penumbra, creando apagados ecos en las bajas prominencias y perdiéndose poco a poco en el melancólico silencio. Luego aumentó su volumen, haciéndose más alto, más discordante, como si llorara con una voz aguda. El flautista era un hombre alto, delgado, con el rostro tan pálido y vacío como las lunas de Marte, los ojos de color cárdeno; se mantenía erguido recortándose contra el tenebr...