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Mostrando las entradas etiquetadas como sufrimiento

La cabeza del muñeco - Francisco Zárate Ruiz

  ¡Al fin!, las últimas palabras aletearon en la habitación; toda quedó repleta de silencio, y dejaron al muñeco rodeado de la atmósfera viciada con el humo de los cigarros que con­sumieron aquellos hombres, durante todo el tiempo en que habían permanecido allí encerrados, sosteniendo una charla para ellos amena y para él detestable. No pocas veces pareció que esa charla iba a caer, pero alguien la apuntalaba, como edificio en peligro; alguno lo levantaba, como en los fronto­nes los buenos jugadores lo hacen con la pelota cuando va re­botando muy cerca del suelo, próxima ya a rodar solamente. Se desesper ó porque no podía abrir la ventana y estaba condenado a pasar así, envuelto en la gasa azul del humo, la noche entera. Y con el pensamiento suspir ó largamente, hondamente, ¡qué suplicio! Tras unos cuantos instantes que pas ó encerrado en una caja de cartón, lo desenvolvieron, lo desabrigaron del papel de china que se le enroscaba en el cuerpo, lo desnudaron a la vis­ta de to...

La Cenicienta - Charles Perrault

Había una vez un gentilhombre que se casó en segundas nupcias con una mujer, la más altanera y orgullosa que jamás se haya visto. Tenía dos hijas por el estilo y que se le parecían en todo. El marido, por su lado, tenía una hija, pero de una dulzura y bondad sin par; lo había heredado de su madre que era la mejor persona del mundo. Junto con realizarse la boda, la madrastra dio libre curso a su mal carácter; no pudo soportar las cualidades de la joven, que hacían aparecer todavía más odiables a sus hijas. La obligó a las más viles tareas de la casa: ella era la que fregaba los pisos y la vajilla, la que limpiaba los cuartos de la señora y de las señoritas sus hijas; dormía en lo más alto de la casa, en una buhardilla, sobre una mísera pallasa, mientras sus hermanas ocupaban habitaciones con parquet, donde tenían camas a la última moda y espejos en que podían mirarse de cuerpo entero. La pobre muchacha aguantaba todo con paciencia, y no se atrevía a quejarse ante su padre, de mied...

Embarazada - Joyce Carol Gates

  Llevaba meses embarazada y el bebé en su útero pateaba, se retorcía, empujaba donde no debía. Susurraba insinuaciones maliciosas; hacía preguntas difíciles. ¿Por qué esperaste tanto tiempo? ¿No eres, quizá, demasiado vieja? ¿Acaso creíste que él te amaría para siempre? El bebé le causaba dolor donde no había motivo. Por favor, rogaba la mujer embarazada, te amo. El bebé respondía con una patada burlona que hacía tam balear a la mujer desde dentro. Todo continuó de esa manera. Varios milenios habían pre cedido el embarazo, y quizás ella fuera, en efecto, demasiado vieja. En presencia de los demás el bebé se comportaba mal. Pateaba, se retorcía, con arranques de risillas sofocadas. Hacía presión sobre la vejiga de la mujer embarazada a fin de que ella tuviera que excusarse deprisa y buscar un lavabo. Provo caba el endurecimiento de sus pezones a través de la tela de su ropa, como si ya estuviera amamantando. ¿Es éste tu primer bebé? la preguntaban, y la observaban c...