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La oveja negra - Augusto Monterroso

En un lejano país existió hace muchos años una Oveja negra. Fue fusilada. Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque. Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.

La negra sombra del caballo - Roger Zelazny

 En la gran sala de la  Casa de la Muerte una sombra enorme se proyecta contra el muro, detrás del trono de Anubis. Podría pensarse que se trata de un motivo decorativo, un alto relieve, un fresco, si no fuera porque es totalmente negra y parece contener en sí misma algo de una profundidad infinita. Además, está animada por un imperceptible movimiento. Se trata de la sombra de un monstruoso caballo, y de ningún modo se ve afectada por los estallidos de luz que emiten los dos braseros que arden a una y otra parte del trono. No hay nada en la gran Sala capaz de proyectar una sombra tan grande, pero el que pudiera haber estado con el oído atento en tal lugar podría haber percibido el ruido de una respiración ligera. Con cada espiración audible, las llamas se repliegan, para alzarse a continuación. Se desplaza lentamente a través de la sala y vuelve a posarse en el trono, haciéndose así completamente visible a la mirada a cualquiera que en la Sala hubiera tenido ojos para ...

El arpa Mágica - Cuento Ruso

Lejos, más allá de los mares azules, de los abismos de fuego, en las tierras de la ilusión, rodeada de hermosos prados, se levantaba una ciudad gobernada por el Zar Umnaya Golova (el sabio) con su Zarina.  Indescriptible fue su alegría cuando les nació una hija, una encantadora Zarevna a quien pusieron por nombre Neotsienaya (la inapreciable) y aun más se alegraron cuando al cabo de un año tuvieron otra hija no menos encantadora a quien llamaron Zarevna Beztsienaya (la sin precio).  En su alegría, el Zar Umnaya Golova quiso celebrar tan fausto acontecimiento con festines en que comió y bebió y se regocijó hasta que vio satisfecho su corazón. Hizo servir a sus generales y cortesanos trescientos cubos de aguamiel para que brindasen y durante tres días corrieron arroyos de cerveza por todo su reino. Todo el que quería beber podía hacerlo en abundancia. Y cuando se acabaron los festines y regocijos, el Zar Umnaya Golova empezó a preocuparse, pensando en la mejor manera de criar ...

La satanista - Mary Crawford Fraser

 El mensaje que Léonie recibió de Yolanda no era muy explícito, pero algo en el tono le produjo un escalofrío mientras se dirigía apresuradamente a casa de su amiga. Nada más entrar, esta la llevó de inmediato a la sala de estar, cerró la puerta y la sentó de un empujón en el sofá. —No me tomes por loca, Léonie —empezó a decir Yolanda con gran energía—, pero ha llegado el momento de que responda a toda la confianza que me has brindado con tu sincera amistad. Y voy a hacerlo ahora mismo. Ahora mismo… —repitió, dándose la vuelta y acercándose a una alta lámpara de pie—. ¿Puedes venir aquí, por favor? Quiero que me desabroches el corpiño. No te asustes, pero haz lo que te pido. Léonie se levantó y la siguió, como sumida en un trance, con esa pasividad impuesta por la extraña ineluctabilidad de la acción y petición de su amiga. —Yolanda, querida, ¿es absolutamente necesario? —fue lo único que preguntó—. En ese caso, lo haré. Solo una vez, cuando la blusa de seda se abrió y most...