Combate Singular - Robert Abernathy
Salió con extremo cuidado de la cámara subterránea y cerró tras él la puerta con llave. Sus tensos nervios le empujaron repentinamente a huir. Subió corriendo la escalera. Tropezó con un peldaño podrido, recuperó a duras penas su equilibrio, y se detuvo, las piernas temblando, jadeante, luchando contra su pánico. Tranquilo. Nada te empuja. Calmosamente, regresó a la puerta y comprobó una vez más la solidez de la maciza cerradura. Se metió la llave en el bolsillo, luego la volvió a sacar con una mueca de disgusto, y la arrojó a la reja metálica que cubría el desagüe. La llave golpeó contra uno de los travesaños y rebotó, reluciente, en el cemento. Febrilmente, como un hombre pateando un escorpión, la empujó hacia la reja. La llave se colgó a uno de los travesaños, osciló durante unos segundos, tintineó contra el metal, y luego desapareció de su vista. Se sentía nuevamente dueño de sus reacciones nerviosas. Subió los peldaños sin girarse, y se detuvo en la embocadura de la desierta c...