Cuando ganamos la calle - Gustavo Masso
Ahí estábamos matando el sábado, contándonos chistes y vacilando a las chamacas, adiós mamacita, a qué horas vas al pan, si como las mueves etcétera, que pasaban a cada rato para ir a la Guadalupana, la tienda de la esquina, a traer algún mandado, mientras nos gorreábamos unos a otros los cigarros y nos mentábamos la madre o nos golpeábamos amistosamente. También los escuincles de la cuadra estaban, como de costumbre, jugando futbol a media calle, driblando de vez en cuando algún coche. Por eso teníamos que estarnos cuidando de los balonazos, ¡bolita favor...!, que nos llegaban. Pero ahora, por más que les aventábamos la bola bien lejos, ¡háganse para allá, cabrones!, los canijos ya nos habían agarrado de sus tarugos y se la pasaban chutando con todas sus ganas para acá. En una de esas le dieron un pelotazo en la mera jeta al Macuarro, que ese sí es rete enojón, y que se levanta hecho la madre a perseguirlos, ...