Bébase entero: contra la locura de masas - Ray Bradbury
Era una de esas noches tan rematadamente calurosas en que estás rumbado y sin saber qué hacer hasta las dos de la madrugada, luego te levantas dando tumbos, te remojas con tu fermentado sudor y bajas tambaleante al gran horno del metro donde aúllan trenes perdidos. —Infierno —musitó Will Morgan. Y el infierno era, con un suelto ejército de bestias, gente que pasa la noche errando del Bronx hasta Coney y viceversa, hora tras hora, en busca de repentinas inhalaciones de salino viento oceánico que tal vez te hagan jadear de agradecimiento. En alguna parte, Dios, en alguna parte de Manhattan o más lejos había refrescante viento. Al amanecer, era preciso encontrarlo... —¡Maldita sea! Atontado, Will Morgan vio maniacas oleadas de anuncios, chorros de sonrisas dentífricas, sus ideas propagandísticas persiguiéndole por toda la calurosa isla nocturna. El tren gruñó y se detuvo. Otro tren permanecía parado en la vía opuesta. Increíble. Allí, en la abierta venta...