Refugiado - Arthur C. Clarke
- Cuando venga a bordo - dijo el capitán Saunders mientras esperaba que la rampa de desembarque quedara en posición -, ¿cómo deberé llamarle? Hubo un prolongado silencio mientras el oficial de navegación y el ayudante del piloto se ponían de acuerdo respecto al problema del protocolo. Luego, Mitchell cerró el control principal y todos los mecanismos y circuitos de la nave quedaron de inmediato en suspenso al cortarles el fluido eléctrico. - La manera en que uno debe dirigirse a él - y lo pronunció con el mayor cuidado -, es «Su Alteza Real». - ¡Bah! - rugió el capitán -. ¡Que me parta un rayo si alguna vez llego a usar una expresión tan ridícula! - En estos tiempos de rápidos cambios y exaltación democrática - arguyó Chambers -, creo que «señor» es más que suficiente. Y no hay necesidad de preocuparse si uno se olvida. Hace ya mucho tiempo que nadie ha sido enviado a la Torre por algo de tan poca monta. Además, este Enrique no es un personaje tan severo como lo fue aquel ot...