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Mostrando las entradas etiquetadas como Bloch

Amanecer - Robert Bloch

En el cielo silbaron las cabezas de torpedo cargadas con explosivos, y el fragor de su paso hizo temblar la montaña. En las profundidades de su abovedado santuario, el hombre permanecía sentado, deifico e inescrutable, enterado de todo lo que estaba sucediendo. No tenía necesidad de salir desde su refugio para contemplar el cielo. Sabía lo que estaba sucediendo: lo supo desde aquella noche en que el Sol parpadeó y se apagó. Un anunciante, embutido en la bata blanca símbolo de las artes curativas, estaba emitiendo un importante mensaje acerca del laxante más popular del mundo: el que la mayoría de la gente prefería, el que cuatro de cada cinco médicos usaban personalmente. En medio de su elogio de aquel nuevo y sorprendente descubrimiento, hizo una pausa para advertir al auditorio que se dispusiera a escuchar un boletín especial. Pero el boletín no llegó; un momento después, la pantalla ennegreció y rugió el trueno. Durante toda la noche, la montaña tembló, y el hombre sentado tembló ta...

La nueva temporada - Robert Bloch

 Harry Hoaker esperaba entre bastidores cuando las luces se apagaron. La familiar melodía sonó en estéreo; a la izquierda del presentador se vio un anuncio que enmarcó en un halo dorado su alegre rostro de fuertes mandíbulas. El presentador era gordo, porque los gordos resultan graciosos. –Hola Harry –saludó el presentador. Alargó las sílabas finales de cada palabra, de manera que el saludo sonó más bien así: «¡Holaaa Harryyy!». Lo cual también resultó gracioso. Siguió el estridente sonido de trompetas que se fundió con los aplausos. La luz del proyector se desvió a la derecha y apareció Harry, que avanzó hasta el centro del escenario mientras los aplausos aumentaban fragorosamente. Aquélla solía resultarle la parte más difícil: esperar a que la oleada de sonidos se acallara hasta quedar allí en medio, de pie, en el expectante silencio. Aunque ya se había convertido en una cuestión de rutina, algo mecánico, automático. Harry desechó ese pensamiento, y miró al frente. Los focos, en ...

Los esponsales inenarrables - Robert Bloch

    Avis sabía muy bien que no estaba tan enferma como decía el doctor Clegg. Simplemente, sólo estaba cansada de la vida. Se trataba, acaso, de una especie de ganas de morir; o simplemente, del aburrimiento profundo que le infundían aquellos jóvenes pícaros que se dirigían a ella empezando con estas palabras: «¡Oh, rara Avis!» Pero actualmente se sentía mejor. La fiebre había bajado hasta no ser más que un velo blanco que la cubría, una cosa que habría podido apartar de un gesto, si no hubiera sido tan agradable refugiarse debajo, acurrucarse contra su calor reconfortante. Al darse cuenta de la realidad, Avis sonrió: la monotonía era, en verdad, lo único que no la aburría. Al fin y al cabo, la verdadera, la derrengante rutina era la esterilidad de la agitación. En comparación, esta tranquila sensación de quietud, esta dulce serenidad parecía rica y fértil. Rica y fértil... Creadora... Matriz. Las palabras se enlazaban. Retorno a la matriz. Cuarto negro, lecho calie...