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La aventura de un matrimonio - Italo Calvino

El obrero Arturo Massolari hacía el turno de noche, el que termina a las seis. Para volver a su casa tenía un largo trayecto que recorría en bicicleta con buen tiempo, en tranvía los meses lluviosos e invernales. Llegaba entre las siete menos cuarto y las siete, a veces un poco antes, otras un poco después de que sonara el despertador de Elide, su mujer. A menudo los dos ruidos, el sonido del despertador y los pasos de él al entrar, se superponían en la mente de Elide, alcanzándola en el fondo del sueño, ese sueño compacto de la mañana temprano que ella trataba de seguir exprimiendo unos segundos con la cara hundida en la almohada.  Después se levantaba repentinamente de la cama y ya estaba metiendo a ciegas los brazos en la bata, el pelo sobre los ojos.  Elide se le aparecía así, en la cocina, donde Arturo sacaba los recipientes vacíos del bolso que llevaba al trabajo: la fiambrera, el termo, y los depositaba en el fregadero. Ya había encendido el calentador y puesto el café....

Llorando silencio - Eduardo Vaquerizo

No quedaba futuro. Se había agotado entre las dunas amarillas, gastado en intentar arraigar árboles de los que nada quedaba, en crear mares convertidos ahora en inmensas salinas, en criar ciervos que pastasen en llanuras mojadas por la lluvia. No quedaba futuro. Todo el que tenía lo sentía escurrirse entre los dedos, cada milisegundo un granito de arena cosquilleando su piel, resbalando por ella hasta que el viento se lo llevaba. Lo dejaba irse, ¿qué hubiera podido hacer? Solo levantar la cabeza y sentir el desgarrador brillo violeta del sol, una lluvia de radiación desnuda cayendo desde un cielo azul, límpido como la superficie de un metal pulido. Se movió arrastrando los pies, creando surcos paralelos en el polvo amarillo. Ni siquiera sus huellas durarían, el viento las borraría. La decepción no tenía limites, se sentía tan vacía como aquella planicie que  se prolongaba dentro de su pecho hasta nivelar todos los resquicios, todas las memorias y anhelos.    Hubiera llo...

Peligro - Sara María Larrabure

A toda carrera salí hacia el campo. Había un lugar donde no me encontraría. Era un escondrijo que me había tardado largo tiempo hallarlo. Quedaba en una huerta, o lo que quedaba de lo que antes fuera una huerta. Nadie se  ocupaba ahora de hacer crecer en ella plantas verdes, pegadas a la tierra, alineadas correctamente; solo algunas matas de fresas ocupaban un minúsculo rincón del gran terreno. En el resto, las hierbas espurias, los matorrales salvajes, habíanla cubierto casi en su totalidad.  En partes existían claros en los que emergía algún árbol y para llegar a estos yo tenía que arrastrarme por entre el matorral, siguiendo un túnel sombrío, pero perfecto; una obra de ingeniería hecha tal vez por un conejo o una vizcacha.  El túnel no seguía una línea derecha, se retorcía sinuosamente hasta que llegaba al claro cuyo centro era el árbol. Luego había que buscarlo nuevamente, ya que la entrada se hallaba disimulada, pero yo la distinguía porque la cubrían matas sospechos...

La bola dorada de la oportunidad - Agatha Christie

Jorge Dundas se detuvo en plena ciudad de Londres con aire pensativo. A su alrededor, obreros y empleados iban y venían   en aquella marea   envolvente, pero Jorge, exquisitamente vestido, con los pantalones bien planchados, no les prestaba atención. Estaba muy ocupado pensando lo que debía hacer a continuación. iAlgo había ocurrido! Entre Jorge y su tío rico (Efrain Leadbetter, de la firma Leadbetter y Gilling) se habían cruzado unas «palabritas» como se dice vulgarmente. Para hablar con exactitud, las palabras habían sido pronunciadas casi únicamente por el señor Leadbetter. Habían brotado de sus labios como un torrente de amarga indignación, y el hecho de que fueran una repetición constante no parecía haberle preocupado. Decir algo bonito una vez y no repetirlo, era algo imposible para él. El tema fue bien sencillo... la tontería y la perversidad de un joven, que tiene que abrirse camino, y que se toma un día de asueto en plena semana, sin permiso de nadie. Cuando el se...