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Mostrando las entradas etiquetadas como habitación

Aquella habitación - Tobias Wolff

El verano que siguió a mi primer curso en el instituto, me dio un ramalazo de independencia y me puse a recorrer a dedo las granjas, valle arriba y abajo, para trabajar de jornalero recogiendo fresas y limpiando establos.  Luego encontré un sitio donde el dueño de la granja me pagaba diez centavos la hora por encima del salario mínimo, y su rolliza mujer, sin hijos, me daba de almorzar y se desvivía por mí mientras comía, conque me quedé allí hasta que empezaron las clases. Mientras paleaba estiércol o arrancaba malas hierbas de una acequia de drenaje, a veces me paraba a mirar hacia los campos lejanos, donde "las manos", como las llamaba el granjero, estaban cargando fardos de heno en una carreta, amontonándolos hasta alturas que los hacían tambalearse.  De vez en cuando me llegaba un estallido de risas, la coletilla de una conversación. El granjero no me dejaba trabajar en el heno porque yo era demasiado pequeño, pero durante el invierno pegué un estirón, y al verano sig...

Ratas - M. R. James

  — Y si ahora tuvieses que atravesar los dormitorios, verías las sábanas, rasgadas y mohosas, ondulando una y otra vez como si fueran mares. —Pero... ¿a causa de qué? —dijo. —Bueno, a causa de las ratas que hay debajo.   ¿Pero se debía ese movimiento a las ratas? Lo pregunto porque en otra ocasión no fue así. No puedo establecer la fecha de mi historia, pero yo era joven cuando la escuché, y quien me la contó era un anciano. No lo puedo culpar por la escasa armonía de su relato; por el contrario, yo asumo toda la responsabilidad. Sucedió en Suffolk, cerca de la costa. En ese lugar el camino presenta un repentino declive y luego, también repentinamente, se eleva; si uno se dirige hacia el norte, sobre esa cuesta y a la izquierda del camino, se yergue una casa. Es un edificio alto, estrecho en proporción, de ladrillo rojo; lo construyeron, tal vez, hacia 1770.  Corona el frente un tímpano triangular, con una ventana circular en el centro. En la parte trasera se encue...

Habitación con vistas - Hal Dresner

Con el frágil cuerpo cubierto por edredones y descansando contra seis de las más espesas almohadas que el dinero podía comprar, Jacob Bauman observó con disgusto a su mayordomo, que colocaba ante él la bandeja del desayuno y descorría las cortinas, dando entrada en la habitación a la luz del dia. -¿Desea que abra las ventanas, señor? – preguntó Charles. -¿Quieres que pille un resfriado? -No, señor. ¿Necesita algo más el señor? Jacob meneó la cabeza, introduciendo una punta de la servilleta entre el pijama y su escuálido pecho. Se echó para delante y destapó la fuente del desayuno. Luego volvió a enderezarse y miró a Charles, que permanecía, como un centinela, junto a la ventana. -¿Esperas una propina? - preguntó Jacob, ásperamente. -No, señor. Espero a la señorita Nevins. El doctor Holmes dijo que no debía quedarse usted a solas ni un momento, señor. -¡Lárgate, lárgate! -dijo Jacob-. Si decido morirme en los próximos cinco minutos, te llamaré. No te perderás nada. Vio salir al ...