El límite infinito - Stanley G. Weinbaum
Uno apenas elegiría la vida de profesor ayudante de matemáticas en una Universidad Oriental, por insegura. En general, la gente piensa que los profesores son personas que dormitan en una existencia de sabihondos sosegada, y a un instructor de matemáticas se le considera como el más seco y menos bullicioso de los hombres, puesto que su tema de enseñanza es sumamente aburrido. No obstante, hasta la aburrida ciencia de las cifras tiene sus soñadores: Clerk Maxwell, Lobachewski, Einstein y los demás. El último, el genial Albert Einstein, que está forjando la única cadena que haya unido nunca el sueño de un filósofo y la ciencia experimental, está remachando sus eslabones de tenues símbolos matemáticos, oscuros de pensamiento, pero inquebrantables. No olvidemos que Alicia en el País de las Maravillas la escribió un soñador que al mismo tiempo era matemático. Yo no me clasifico entre éstos, pues soy demasiado práctico para albergar en mí cualquier fantasía. Mi profes...