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Los guerreros más valientes - Cuento sioux

 Unktomi-Araña viajaba todo el tiempo, no era alguien que pudiera quedarse quieto en un lugar. Caminaba por las praderas, las montañas y remontaba el curso de los ríos recorriendo todo el territorio sioux. Cierta vez, en uno de sus viajes, encontró un lago donde nadaba una gran bandada de patos. Unktomi estaba muy hambriento. (Araña siempre tiene hambre, pero a veces tiene más.) Nada más delicioso que un asado de pato. Pero ¿cómo atraparlos? El hombre-araña no necesitaba usar armas, para eso tenía sus trucos, con los que podía engañar a cualquiera. Era costumbre entre los sioux que, cuando una mujer moría, su esposo tenía que pintarse el cuerpo con arcilla blanca y cortarse el pelo, como forma de llevar luto. Eso fue exactamente lo que hizo Unktomi. Y se puso a caminar por la orilla del lago, gritando y llorando con desesperación. Los patos, sin embargo, lo reconocieron aun con su disfraz. Cuando se acercaba a la orilla del lago, se escapaban nadando a toda velocidad y les av...

El paraíso de los gatos - Émile Zola

Una tía mía me legó un gato de angora que sin duda es el animal más estúpido que conozco. Esto es lo que me contó mi gato una tarde de invierno, al amor de las brasas.  I Tenía yo dos años por entonces, y era el gato más gordo e ingenuo que se viera. A esa tierna edad aún mostraba la presunción de un animal que desdeña las comodidades del hogar. Y sin embargo, ¡cuánto tenía que agradecer a la Providencia que me hubiera acomodado en casa de su tía! La buena mujer me adoraba. En el fondo de un armario yo tenía un verdadero dormitorio, con tres colchas y un cojín de pluma. La comida no le iba a la zaga. Nada de pan ni sopa; solo carne, carne roja de la buena.    Pues bien, en medio de aquellos placeres yo no tenía más que un deseo, un sueño: deslizarme por la ventana entreabierta y escapar por los tejados. Las caricias me parecían insulsas, la blandura de mi cama me producía náuseas, y estaba tan orondo que me asqueaba a mí mismo.  Y me aburría el día entero de ser...

La noche de la gallina - Francisco Tario

—Los hombres son vanos y crueles como no tienes idea —me decía hace casi un siglo una gallina amiga, cuando todavía era yo joven y virgen, y habitaba un corral indescriptiblemente suntuoso, poblado de árboles frutales. —Lo que ocurre —objeté yo, sacudiendo mi cola blanca— es que tú no los comprendes; ni siquiera te has cuidado de observarlos adecuadamente. ¡Confiesa! ¿Qué has hecho durante la mayor parte de tu existencia, sino corretear como una locuela detrás de tus cien maridos y empollar igual que una señora burguesa? ¡El hombre es un ser admirable, caritativo y muy sabio, a quien debemos estar agradecidas profundamente! Esto decía yo hace tiempo; no sé cuántos meses. Cuando aún me dejaba sorprender por las apariencias, rendía culto a los poetas y llevaba minuciosamente clasificadas en un cuaderno las características de los petimetres que me perseguían. Cuando mi cresta era voluptuosa cual un seno de mujer, y mi cola, artística, poblada. Cuando dormía en posturas graciosas y, al c...

Estofado irlandés - Jean Ray

El menú estaba escrito con tiza sobre una pizarra escolar; ésta formaba, con un farol de llamas azules y un letrero de chapa recortada borroneado por las lluvias, un barroco colgante de miseria, en la esquina de la Night Ravenstreet. Sólo el nombre de la calle era agradable. Night Ravenstreet: la calle del Cuervo de la Noche. Y, abovedándola, el cielo cargado de lluvia y hollín de Limerick. Dave Lumley subió algunos escalones, que desembocaban en un hall poligonal como una tela de araña. Esta imagen lo obsesionó por algunos instantes. Pero como sentía la culata de su Webley en el bolsillo, contra su cadera derecha, alzó los hombros y se introdujo en una fisura sombría de la tela que resultó ser un corredor donde humeaba una lámpara. El cálido olor del guiso lo acogió como un amable anfitrión, que guiaba su persona empapada por la lluvia de octubre. ¬En verdad ¬murmuró¬, comería cualquier cosa. Fue entonces que los reflejos de su espíritu analizaron la singular atmósfera del lugar,...