La noche de La Valse - Francisco Tario
Tan pronto llegué a aquel pueblo, me dediqué a buscar ansiosamente al poseedor del singular retrato. Un pescador me dijo: —Es aquel hombre de barba blanca que tiende sus redes al sol. Me llegué hasta él, saltando unas matas, y nos encaminamos juntos a su casa. —Soy pintor —le dije en el trayecto— y la historia me interesa vivamente. Vi temblar sus ojos grises, bajo las cejas grises, en el rostro agrietado por el sol. —La historia es bien extraña —comentó; y aquella voz que embriagaba los sentidos era la única franca, saludable y alegre que escuché en mi vida—. Amaneció allá, entre los arrecifes de la costa, a bordo de una pequeña nave desarbolada, después de una noche de tormenta. Desde mi ventana vi albear su proa blanca, bajo la luz del sol que nacía. Me vestí rápidamente y bajé a la playa. Pude leer su nombre; un nombre extranjero e insulso, y mi curiosidad aumentó. Así pues, con la ayuda de una lancha me dispuse a ganar el navío. Penetré; pero en su interior había sólo ...