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Los depredadores del mar - H. G. Wells

1 Hasta el extraordinario acontecimiento de Sidmouth, la ciencia conocía solo genéricamente a la peculiar especie de los Haploteuthis ferox, y ese conocimiento se fundaba en un tentáculo semidigerido obtenido cerca de las Azores, y en un cuerpo putrefacto picoteado por los pájaros y mordido por los peces, hallado en 1896 por el señor Jennings, cerca de Land's End. Sin duda, no hay área de la ciencia biológica en la que estemos tan a oscuras como en la referida a los cefalópodos de las profundidades. Fue un simple accidente, por ejemplo, lo que originó que el Príncipe de Mónaco descubriera, en el verano de 1895, una docena de nuevas variedades; descubrimiento en el que se incluyó el tentáculo ya mencionado.  Sucedió que unos cazadores de cachalotes mataron a una de estas bestias cerca de Terceira, y en sus últimos estertores, el cachalote casi embistió el yate del Príncipe, le erró, rodó debajo de él y murió a menos de veinte metros del timón. En su agonía, regurgitó una serie d...

Vida Moderna - Eduardo Wilde

  Mi querido amigo: Por fin me encuentro solo con mi sirviente y la cocinera, una señora cuadrada de este pueblo, muy entendida en política y en pasteles criollos. Ocupo una casa vacía que tiene ocho habitaciones, un gran patio enladrillado y un fondo con árboles y con barro. Tengo dos caballos de montar y uno de tiro. Mi dotación de amigos es reducida; total: dos viejos maldicientes.  He traído libros y pa­so mi vida leyendo, paseando, comiendo y dur­miendo. Esto por sí sólo constituye una buena parte de la felicidad; el complemento - ¡quién lo creyera! ­se encuentra también a mi alcance, aquí, en este pueblo solitario y en esta casa medio arruinada y desierta ¡soy completamente feliz!  Básteme decirte que nadie me invita a nada, que no hay banquetes ni óperas ni bailes y, lo que parece mitológico en mate­ria de suerte, no tengo ni un bronce ni un mármol ni un cuadro antiguo ni moderno; no tengo vajilla ni cubiertos especiales para pescado, para espárragos, para ostras, ...

Como timbres de alarma - Robert Moore Williams

El joven guardián, Ve, estaba muy excitado. Había hecho un descubrimiento de tal magnitud que insistía en informar personalmente a Lor, el guardián jefe de aquel sector del universo. Su superior inmediato le dijo que enviara el informe por conducto regular. - Lor lo recibirá a su debido tiempo - dijo su superior -. Esas cosas no corren prisa. Hazlo sin prisas, y todo saldrá bien. Ve no quiso escucharle. El conducto regular era bueno para los informes rutinarios - nivel de radiación de los diversos soles, paso de cometas, explosiones de supernovas, y cosas por el estilo -, pero aquel informe era importante, demasiado importante para que sufriera un retraso. Apeló al antiguo derecho de todos los guardianes a presentar personalmente sus informes a Lor si, al observar los mundos del espacio, notaban algo anormal. Su superior suspiró. Ve era joven e impetuoso. Ve no había aprendido aún a través de la experiencia que todas las cosas suceden a su debido tiempo, y que, en realidad, e...