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Aire Frío - H.P. Lovecraft

Me pides que explique por qué siento miedo de la corriente de aire frío; por qué tiemblo más que otros cuando entro en un cuarto frío, y parezco asqueado y repelido cuando el escalofrío del atardecer avanza a través de un suave día otoñal.  Están aquellos que dicen que reacciono al frío como otros lo hacen al mal olor, y soy el último en negar esta impresión. Lo que haré está relacionado con el más horrible hecho con que nunca me encontré, y dejo a tu juicio si ésta es o no una explicación congruente de mi peculiaridad. Es un error imaginar que ese horror está inseparablemente asociado a la oscuridad, el silencio, y la soledad. Me encontré en el resplandor de media tarde, en el estrépito de la metrópolis, y en medio de un destartalado y vulgar albergue con una patrona prosaica y dos hombres fornidos a mi lado.  En la primavera de 1923 había adquirido un almacén de trabajo lúgubre y desaprovechado en la ciudad de Nueva York; y siendo incapaz de pagar un alquiler nada consider...

Árboles petrificados - Amparo Dávila

Es de noche, estoy acostada y sola. Todo pesa sobre mí como un aire muerto; las cuatro paredes me caen encima como el silencio y la soledad que me aprisionan. Llueve. Escucho la lluvia cayendo lenta y los automóviles que pasan veloces. El silbato de un vigilante suena como un grito agónico. Pasa el último camión de media noche. Media noche, también entonces era la media noche...  Reposamos, la respiración se ha ido calmando y es cada vez más leve. Somos dos náufragos tirados en la misma playa, con tanta prisa o ninguna como el que sabe que tiene la eternidad para mirarse.  Nada que no sea nosotros mismos importa ahora, sorprendidos por una verdad que sin saberlo conocíamos. Nos hemos buscado a tientas desde el otro lado del mundo, presintiéndonos en la soledad y el sueño. Aquí estamos. Reconociéndonos a través del cuerpo.  Nos hemos quedado inmóviles, largo rato en silencio, uno al lado del otro. Tu mano vuelve a acariciarme y nuestros labios se encuentran. Una ola ardien...

La mujer del sacerdote budista - Oliver Schreiner

Hace muchos años, en un piso londinense situado al final de largos tramos de escalera, ardía el fuego en una chimenea. En las paredes se veían las marcas que habían dejado los cuadros, ya descolgados; el papel pintado tenía florecillas azules, en el suelo había una alfombra azul de fieltro, y junto al fuego, a un lado, una mujer en una silla. En aquel momento se abrió la puerta y entró la anciana que se ocupaba del portal. -¿Quiere algo esta noche?- preguntó. -No, sólo estoy esperando una visita; cuando haya venido, me iré, -¿Se han llevado ya todas sus cosas? -Sí, dejo sólo esto. La anciana bajó de nuevo, pero volvió a subir con una taza de té en la mano. -Bébase esto, sienta bien: nada ayuda tanto como el té cuando una se ha pasado el día embalando cosas. La joven que estaba junto al fuego no le dio las gracias, pero acarició la mano de la mujer de la muñeca a los dedos. -Me despediré de usted cuando salga. La mujer atizó el fuego, echó los últimos carbones y se m...

Siete horas - Dezohara Bollstadt

Tenía que tomar un vuelo de siete horas, era una travesía larga, salía en la madrugada de mi lugar de origen y llegaría al atardecer a ese nuevo lugar. Estaba emocionada, era mi primer viaje tan largo. Había consultado con todos mis amigos sobre consejos de viaje. La mayoría coincidía que durmiera, pero no me convencí, uno de ellos me dijo que leyera. Cuando el avión ya estuviera en el cielo podría leer una novela, pero no quería llevar más peso en mi maleta de mano, porque las políticas de la línea aérea son rigurosas. Así que me recomendó un libro electrónico. Un par de días antes de mi vuelo, busqué alguna novela electrónica, pero todas se me hacían muy largas, hasta que ese amigo me recomendó leer artículos de revistas, comencé a buscar algunos y me decidí por uno que tenía historias pequeñas, ligeras y cómicas. El día de mi viaje estaba emocionada, estaba atenta a todas las pequeñas instrucciones para el abordaje, las maletas, el peso, el boleto, el pago extra, el asiento… L...

Rincón de la poesía: Love From The Stone - Dark Moor

  Love From the Stone Dark Moor Love came to me Love for good From the stone With love, how could I be alone? Love came to me After life From the stone Me and my wife On our own Love grows everlasting Into me and turns out bendless Love which grows in the endless Solitude Your kiss inflames my frozen heart While yours breaks down and falls apart And both, at least, are ready to depart So far and free Your kiss is burning on my lips Your life outside forever slips While all my soul withing my mouth just sips Yours into me Love came to me Like a flame From the stone When my love came I was gone Love grows everlasting Into me and turns out bendless Love which grows in the endless Solitude   Your kiss inflames my frozen heart While yours breaks down and falls apart And both, at least, are ready to depart So far and free Your kiss is burning on my lips Your life outside forever slips While all my soul withing my mouth just sips Yours into me Your kiss inflames my frozen heart While...

El empapelado amarillo - Charlotte Perkins Gilman

Es muy poco frecuente que la gente normal y corriente como John y yo consiga una antigua casa solariega donde pasar el verano. Una mansión colonial, una heredad, diría incluso una casa encantada y alcanzaría así la cima de la felicidad novelesca... pero ¡eso sería pedirle demasiado al destino! Sin embargo, no me avergüenza decir que tiene algo raro. De lo contrario, ¿por qué iban a alquilarla tan barata? Y ¿por qué lleva tanto tiempo sin inquilinos? John se burla de mí, claro, pero una ya cuenta con eso al casarse. John es extremadamente práctico. Se impacienta con la fe, siente un intenso horror por la superstición y se mofa abiertamente de todo lo que no pueda verse y tocarse y expresarse con cifras. John es médico, y quizá (nunca se lo diría a nadie, claro, pero esto no es más que un simple papel y un gran alivio para mi imaginación) sea ésa una de las razones de que no mejore más deprisa. ¡El caso es que no cree que esté enferma! Así que..., ¿qué puedo hacer? Si un ...